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Todo el dĆ­a pienso

quƩ voy a hacer,

cuƔnto debo,

cĆ³mo voy a pagarlo,

a dĆ³nde irĆ© a dar.

todo el dĆ­a pienso...

 

Ā”Ay, es mejor ser un coyote,

una ardilla, un pƔjaro!

Ro' lĆ³lisi Batista
Los tarahumaras

Es posible que los antepasados de los indĆ­genas tarahumaras provinieran de Asia (Mongolia),

atravesando el estrecho de Bering, hace aproximadamente unos treinta mil aƱos, pero los

vestigios humanos mƔs antiguos que se han encontrado en la sierra son las famosas puntas

 clovis (armas tĆ­picas de los cazadores de la megafauna del Pleistoceno) con una antigĆ¼e-

dad de casi 15.000 aƱos, lo que nos permite datar la presencia de los primeros pobla-

dores de la Sierra Tarahumara.

La economĆ­a de los primeros grupos Ć©tnicos tarahumaras se basaba en la agricultu-

ra, la caza y la recolecciĆ³n. Cultivaban maĆ­z, calabaza,chile y algodĆ³n. Cada grupo

tenĆ­a su dialecto de la lengua tarahumara y sus gobernantes, quienes se encarga-

ban de proteger el territorio contra las etnias vecinas y garantizar el orden interno

de la tribu.

Eran belicosos y politeĆ­stas. CreĆ­an en la vida despuĆ©s de la muerte y en la existe-

ncia de seres benĆ©volos y malĆ©volos. Entre los benĆ©volos consideraban al sol, la 

luna, el mĆ©dico, las serpientes y las piedras, que provocaban las lluvias y contro-

laban los animales que cazaban. Entre los malĆ©volos estaban los seƱores del i

 

nframundo que causaban la muerte y los desastres naturales. Sus rituales

comunales eran parte esencial de su cultura. Adoraban el sol y la luna, cele-

braban victorias bĆ©licas, la caza de animales y la cosecha agrĆ­cola.

No fue hasta 1606 cuando los misioneros jesuitas tuvieron el primer conta-

cto con los indĆ­genas de la sierra. SegĆŗn las referencias histĆ³ricas de la Ć©poca

colonial, la conquista y la evangelizaciĆ³n iniciĆ³ con los ā€œchĆ­nipasā€, muy relaciona-

dos con los guarijĆ­os, etnia considerada como la mĆ”s fiera de la regiĆ³n en esos tie-

mpos. Cuando llegaron permanentemente los religiosos a su pueblo en 1632, su

presencia provocĆ³ un levantamiento entre los pueblos indĆ­genas, quienes estaban

descontentos con la labor evangelizadora. Esta protesta la comandĆ³ el jefe ā€œCo-

mbameaiā€.

La primera revuelta terminĆ³ con la muerte de dos religiosos, lo que originĆ³ una

fuerte represiĆ³n por parte del gobierno de laNueva EspaƱa. Fue entonces cuando

muchos guarijĆ­os huyeron y se internaron en las barrancas de lo que hoy es el 

estado de Chihuahua.

Encima de eso, fue en los siglos XVII y XVIII cuando diversos grupos de agricu-

ltores y comerciantes novohispanos invadieron esta regiĆ³n despojando de

gran parte de la tierra a los indƭgenas, intercambiƔndoselas por productos

como jabĆ³n, sal, mantas y otras baratijas; algunos indĆ­genas fueron obliga-

dos a trabajar con ellos como peones pagƔndoles muy poco. En cambio,

otros emigraron hacia las partes mĆ”s recĆ³nditas de la sierra para protege-

rse y evadir el trabajo forzado en haciendas y minas.

Es ahƭ en lo mƔs abrupto de la sierra donde se asentaron las misiones je-

suitas que, sin mucha controversia, muchas veces sirvieron de refugio a los

abusos cometidos contra los indĆ­genas. La expulsiĆ³n de la orden de los co-

nfines del Imperio espaƱol significĆ³ un retorno de los tarahumaras a la

vida seminĆ³mada que llevaban. Por otra parte este acontecimiento les

dejĆ³completamente aislados en los altos de laSierra. Eso les ayudĆ³ a

conservarsu cultura y a desarrollar un singular sincretismo religioso que

todavĆ­a existey es Ćŗnico en MĆ©xico por su mezcla de catolicismo y chamanismo.

En el aƱo de 1856, mediante la ley de la desamortizaciĆ³n de los bienes eclesiĆ”sticos,

los mestizos de la zona ocuparon las tierras pertenecientes a los pueblos de misiĆ³n

habitadas por tarahumaras, quienes se vieron obligados a abandonarlas. Pero no serĆ­a hasta

1876 que se rebelarĆ­an, cuando fueron obligados a partir de las pocas tierras que les quedaban,

pero esta vez serĆ­an respaldados por el gobierno del estado que abogĆ³ por ellos. Se registraron

otros dos levantamientos: uno en Agua Amarilla en 1895 y otro en ChinatĆŗ en 1898.4

 

Tarahumara tambiĆ©n es como se conoce en castellano a la lengua de este pueblo. La denominaciĆ³n "tarahumara" es la castellanizaciĆ³n de la citada palabra rarĆ”muri, que debe pronunciarse con una r suave al principio, inexistente ya que en este Ćŗltimo caso se deformarĆ­a la pronunciaciĆ³n original, sin r fuerte. SegĆŗn el historiador Luis Alberto GonzĆ”lez RodrĆ­guez, rarĆ”muri etimolĆ³gicamente significa "pie corredor" y en un sentido mĆ”s amplio quiere decir 'los de los pies ligeros', haciendo alusiĆ³n a la mĆ”s antigua tradiciĆ³n de ellos: correr.

//HISTORIA//
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